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Autor:
Deborah Harkness (Filadelfia 1965), es profesora de Historia
en California y escritora, tanto de libros históricos como de novelas de
ficción.
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Sinopsis:
Un manuscrito embrujado, una historia de amor prohibida, una
protagonista que reniega de sus orígenes… Primera entrega de la trilogía “El
descubrimiento de las brujas”. En el corazón de la Biblioteca Bodleiana de
Oxford, la apasionada historiadora Diana Bishop se topa en medio de sus investigaciones
con el manuscrito identificado como Ashmole 782. Descendiente de un antiguo
linaje de brujas, Diana intuye que el manuscrito está relacionado de alguna
manera con la magia, pero no quiere tener nada que ver con la brujería. Y
después de tomar algunas notas sobre sus curiosos dibujos, lo devuelve sin
perder más tiempo a las estanterías. Lo que Diana no sabe es que se trata de un
manuscrito alquímico que ha estado perdido durante siglos y cuyo descubrimiento
ha desencadenado que hordas de daimones, vampiros y brujas salgan a la luz de
las salas de lectura de la Biblioteca. Una de esas criaturas es Matthew
Clairmont, un enigmático genetista, amante del buen vino y vampiro milenario,
cuya alianza con Diana se hará progresivamente más íntima y poca a poco surgirá
entre ambos una relación que hará tambalear los tabúes asentados desde hace
tiempo en un mundo secreto y encantado.
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Opinión personal:
800 páginas…
Aunque el primer capítulo me pareció un poco lento. La
historia va cogiendo más ritmo en los siguientes.
Desde el primer momento no simpatice nada con Diana, ¿una
bruja que reniega de su poder? Por favor…
La entrada escena de Matthew y el misterio que le envuelve me
dejó sin aire… Me sedujo su aspecto, su trabajo, su casa y su familia, pero su carácter
dominante me hace chirriar los dientes.
Al principio me costó entender un poco los sentimientos de
Matthew hacia Diana. No me gusta su forma de tratarla por mucho
que quiera protegerla.
El viaje que hacen a casa de él, donde Diana conoce a la
familia de vampiros de Matthew, fue la parte que más me gusto de la historia,
el castillo, el carácter de Ysabeau, los paisajes que se describen, su
maravillosa biblioteca con libros exageradamente antiguos...
La casa de las brujas en cambio no me gusta nada, igual que
sus tías en principio me resultan antipáticas, aunque según van pasando las
páginas acabas cogiéndoles cierto cariño.
Tampoco comprendo la relación de Diana con sus tías, 2
mujeres que la criaron y sienten verdadera devoción por ella y a las que no
hace más que despreciar.
Me gusta como Diana va descubriendo su poder y tengo ganas
de verla convertida en una bruja poderosa, porque me saca bastante de quicio su
torpeza en el arte de la magia.
La verdad es que el personaje de Diana, no me gusta nada, se
enamora como una tonta, perdiendo toda perspectiva de la vida, de su trabajo,
de su familia y de sí misma.
Desde luego hay que felicitar a la autora, porque es difícil
que en un libro tan largo no te aburras en ningún momento.
En unos días me pondré con la segunda parte sin duda.
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